Variedad "Blue Belton"
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Estandard de Trabajo del Setter Inglés:
La andadura es de galope, desenvuelto, a ras de tierra, elegantísimo y a pesar de ser
rápido, no es atolondrado, sus movimientos son casi felinos. Comparándolo con el Pointer, a igualdad de longitud del tronco, el setter inglés se
desenvuelve en una línea más cercana a tierra (rasante) y sigue perfectamente las más leves ondulaciones del terreno, de forma que resulta más
"minucioso". Esto está en relación a la estructura prevista en el
standard (correspondiente a su psique), que le hace apto para un
movimiento diferente de las articulaciones.
El húmero del pointer, más corto con respecto al radio, disminuye las
posibilidades angulares e incluso la distancia de apoyo de las
articulaciones anteriores. El posterior pues está construido para una
grupa potente y las dos articulaciones posteriores dan el empuje
propulsor en dos tiempos más cortos y se proyectan mas hacia atrás.
En el setter inglés , sin embargo, los tiempos son más largos y las
patas posteriores trabajan más separadamente. En conjunto se tiene la
impresión de un sistema de locomoción más perfecto que aquel del
pointer. El Setter es más elástico, más audaz, apto
también para la mayor resistencia.
La "Búsqueda" cruzada se pliega instintivamente en diagonales más
breves, un poco menos espaciadas y esto no es más que la consecuencia de
la tendencia a inspeccionar más a fondo el terreno. La buena educación,
sin embargo, puede hacerle alcanzar, mucho más amplitud que la de los
mejores pointers. Estas diagonales, sin embargo, no son rígidamente
rectilíneas, sino que a menudo el trazado seguido por el perro es
levemente serpenteante con respecto a la línea recta que une los dos
puntos extremos de dicha diagonal. (Esto es una consecuencia de su
especial diligencia en la inspección a fondo del terreno).
Tiene fáciles y bruscos cambios de dirección, después reemprende en el
sentido regular. La cola la lleva según prolongación de la línea renal,
con tendencia hacia abajo (nunca alta) bien viva y nerviosa. En las
rectas a gran velocidad oscila solo de arriba a abajo. Pero ya que, como
se ha dicho, no se preocupa principalmente de andar, sino que tiende a
un mayor análisis, es por lo que en los facilísimos despegues en las
rectas, la cola desviada le sirve como un timón muy eficaz en los
continuos y levísimos ralentamientos, seguidos de un inmediato
reemprender la andadura, la cual se impone habida cuenta de su
naturaleza. Se
revelan claramente los sujetos lentos, que baten alegremente la cola en
la busca.
Por todas estas razones concomitantes, en los grandes trialers
se notan oscilaciones de abajo a arriba, a menudo combinadas con
movimientos transversales, que se traducen en rotaciones contenidas a
ritmo con el galope, bien a la derecha o a veces a la izquierda,
dependiendo la rotación del tiempo de galope.
El porte de la cabeza es de nariz alta, pero no en modo constante y
rígido como en el pointer. La cabeza es más móvil, denotando vigilancia
en su cómputo olfativo, mientras en aquel parece casi que todo se
desarrolla automáticamente. Las orejas vivas y ligeras, vibran entre la
nuca y el cuello, sin golpear demasiado hacia arriba y bajo el cráneo a
cada tiempo de galope.
Entrando en una zona levemente impregnada de efluvio, este trialer baja
todo el cuerpo, mientras que a veces sólo la nariz emerge de entre las
hierbas. Y remonta en el viento, siguiendo la emanación lo más
directamente posible, cauto y sospechando (sea al trote o al paso
suelto), con marcada contracción muscular y movimiento de omoplato
saliente.
Su avance es silenciosísimo y el movimiento de las articulaciones tan
armonioso, que a veces si la vegetación es un poco alta, da la impresión
de trasladarse por arte mágica, como llevado de un hilo invisible,
teniendo las patas transformadas como en ruedas.
Si se persuade de que la caza ha volado ya, se alza de nuevo y
aumentando la andadura reemprende su carrera habitual. Si por el
contrario, se da cuenta de la presencia de la caza, disminuye la
andadura gradualmente y queda rígido, en "Muestra", mostrando la máscara
como de un guiño el ojo en blanco, la cola tiesa e inmóvil, siguiendo
la línea de los riñones, quizá un poco arqueada, (hacia arriba).
Es preferida en este caso la muestra en pie, erecta la cabeza, con la
caña nasal horizontal o alzada, las orejas plegadas hacia atrás, solo
erectas de tanto en tanto. Con liebre o con caza muy cercana,
habitualmente las orejas están erectas.
Si en la búsqueda corta una zona tan impregnada de efluvio que de
inmediato le haga estar seguro de la presencia de la caza, con una
contracción improvisada se achica, y se queda en una posición de felino
que caza. Entonces inicia la enfilada como se ha descrito, pero casi
rastreando, el esternón rasante a tierra y con flexiones excepcionales
en todas las articulaciones que le permiten, incluso en esa postura un
paso bastante largo comparable al de un felino, incompatible, por
ejemplo, con la estructura del pointer. El juego de los omoplatos es muy
visible. Después, poco a poco se alza y va en muestra como se ha
descrito, más o menos en tierra.
Si estando al galope entra improvisadamente en el efluvio directo, por
poca que sea la hierba,
desaparece como engullido por encanto por la tierra,. Acercándose, se le
encuentra en una postura increíblemente contraída, espasmódica,
rigidísima.
La diferencia de los aderezos que preceden la muestra entre el pointer y
el setter inglés , hacen, incluso a igualdad de nariz, que el pointer
muestre a más distancia, consciente de que su acción erecta y prepotente
no le consentiría acercarse demasiado a la caza, mientras que éste sabe
que su acción insidiosa y celada le permite atreverse a más.
Cuando la caza, al reunírsele el conductor, intenta alejarse caminando,
el setter inglés la sigue, preocupándose de no perder nunca el contacto,
sin abandonarlo voluntariamente, para reencontrarlo en el viento,
haciéndose, ahora serpiente, ahora pantera, alejándose a veces
inverosimilmente, poniéndose en las más desvariadas poses que el
orgasmo, casi voluptuoso, del momento, impone a su cuerpo flexible y
plástico.
Se observa que la acción "gatuna" es siempre tan baja y reptante cuanto
mayor es el temor del setter a ser visto por la caza (terreno
descubierto).
Cuando, por el contrario, está asistido de buen viento, decididamente
favorable y de vegetación suficientemente desarrollada, entonces todo el
trabajo es más alto, a mas distancia, menos sospechoso y las muestras
son en píe, con las articulaciones menos flexionadas.
EJEMPLO.- Con caza de escaso efluvio, en días de calma, los vientos
serán más cortos y por tanto, las enfiladas más breves y las muestras
más cercanas. El porte será menos erecto y la caña nasal tiende a
bajarse. Con la pieza que no camina faltará la guía. La vegetación
demasiado alta hará a los setters ingleses menos gatunos. En terreno
accidentado, estos trialers se verán a menudo fuera de mano, para
retornar poco después. La caza, deficientísima, podrá volar
espontáneamente, a distancias hiperbólicas. Pero no por esto se deberá
admitir en la prueba clásica una busca más restringida, un porte de
cabeza bajo, una disminución decidida de la andadura, o la sospechosa
prudencia substitutiva de la bella audacia, puesto que como se ha dicho,
los grandes sujetos mal se prestan a radicales traslaciones y por otra
parte, se reduciría el trabajo clásico a un nivel bajo, accesible hasta
para la mediocridad.
La muestra, de consenso espontáneo, es erecta en todos los casos, en
posición de muestra de autoridad, suave y menos tensa. De golpe, si los
dos perros están muy cerca y el que consiente ve de improviso al
compañero en muestra, o bien precedida de una breve enfilada si el que
ha mostrado la caza está lejano.